Esta
semana he estado en São Luis de Maranhão, en un congreso sobre extracción de
oro en el norte de Brasil. Necesitaban dos intérpretes simultáneos
inglés-portugués y la empresa mandó a un alemán de Hamburgo que vive hace 20
años en Brasil y a mí. Cogimos un avión de Río a São Luis con escala en Belo
Horizonte. En total cuatro horas de avión. Bajar del avión fue como recibir una
bofetada de aire caliente mezclada con vapor de agua. Yo, que quería dar una
buena impresión, me puse corbata y americana, pero por mucho que lo intenté
tuve que desistir de tanta elegancia a causa de ese terrible calor. Pero eso
era sólo el inicio del viaje. En el aeropuerto nos esperaban dos mineros que
nos llevaron a un pequeño aeródromo, donde estaban todos los ingenieros que llegaban
de distintas partes de Brasil. El viaje hasta la mina de oro, que estaba
perdida en la selva, tenía que hacerse en avioneta. Paul, el alemán que viajaba
conmigo y que había trabajado 20 años para Lufthansa, al principio se negó a
subirse a la avioneta, ya que el aparato sólo tenía un motor y según él era
súper peligroso. La otra opción era ir en un autobús por carreteras de tierra
durante ocho horas y, al final, Paul cedió, aunque no relajó un músculo en la
hora que duró el trayecto.
Desde
el cielo se veía una vista increíble. En esta parte del nordeste de Brasil, el
Atlántico entra en forma de rías y la verde vegetación se entremezcla con la
arena y el agua salada. Es el paraíso de los cangrejos y lugar favorito de
muchos peces para el desove. Desde el cielo se veían kilómetros y kilómetros de
selva, pero también parcelas deforestadas para la alimentación del ganado. De hecho,
la mayor causa de deforestación de la Amazonía es la industria ganadera, que
gana terreno a la selva para tener más pastos. Desde el cielo se veían parcelas
deforestadas llenas de ganado. Pensé en todos los millones de personas que
viven en Río y São Paulo y que cada día quieren comer carne. Tal vez no es tan
mala idea comer un poco menos de carne o al menos darle más valor. Esta
es una imagen del aeropuerto donde aterrizamos. Parece el aeropuerto
internacional de Frankfurt, ¿verdad?
A
continuación fuimos en una camioneta hasta la base minera, donde había un
complejo con bungalós para albergar a todos los que trabajan en la mina. Los
caminos eran de tierra roja, los árboles altos, el aire limpio. Esta es una
imagen de la iglesia del pueblo, justo en frente del complejo minero. Una tarde
me atreví a entrar y había un chico de unos dieciocho años que enseñaba a tocar
la guitarra a los niños del pueblo. Quedé impresionado, tocaba genial. Me
pidieron que les tocara algo, así que escogí un tema de Maná, que me pareció el
más adecuado para esas regiones de la Amazonía.
El
trabajo de interpretación fue bastante duro. Los inversores canadienses daban
las pautas a los brasileños sobre cómo desarrollar el plan de extracción del
año siguiente, que era de una lógica capitalista apabullante: producir más,
extraer más, vender más. Todo eran palabras técnicas, pero Paul se mostró muy
seguro y con él me fui sintiendo más cómodo. Estuvimos los dos en una cabina de
interpretación detrás de los asistentes durante unas 8 horas a lo largo de tres
días. Trabajar con Paul fue muy agradable. Como él dice, él es "un
producto de la Segunda Guerra Mundial". Su padre, que trabajaba para la Luftwaffe, se casó con una mujer inglesa
y él nació en Gran Bretaña. Después creció en Hamburgo y terminó trabajando
para Lufthansa en Brasil, donde conoció a su mujer brasileña y tuvo tres hijos,
a los cuales sentaba cada día para enseñar inglés, alemán y francés después del
colegio. Paul nunca bebió alcohol, ni fumó. No toma azúcar, ni sal. Se levanta
cada día a las cuatro de la mañana, hace deporte y se va a dormir a las nueve.
Trabaja de lunes a viernes y cuando llega el viernes y le deseo un feliz fin de
semana me contesta "hoy es cuando el trabajo empieza de verdad" y
desarrolla sus negocios. Paul me habla siempre en alemán y según él, Alemania
se está convirtiendo en el tercer mundo. Ya no os digo lo que piensa de España...bueno,
dice que mejor un español trabajando en Alemania que un turco, y se queja que
Alemania tenga que pagar las deudas de Grecia y España. Al principio me parecía
algo arrogante, pero al final me lo tomé como un viejito gruñón simpático.
Cuando salíamos a pasear juntos por el poblado, él movía la cabeza de lado a
lado y decía apesadumbrado: "Dritte
Welt, das ist einfach dritte Welt". (Tercer mundo, esto es simplemente
el tercer mundo).
Hubo
un día que salí a pasear solo por el poblado y me metí entre las casas que
estaban construidas con barro mezclado con piedrecitas, troncos y hojas de
palmeras en el techo. Según Paul, en esas piedras se meten unos bichitos que si
te pican te inyectan sus huevos y terminas muriendo. El caso es que me encontré
un chico que parecía tener mi edad y fui a hablar con él. El chico resultó
tener dieciocho años, aunque pareciese mayor, ya estaba casado y se moría de
ganas de trabajar en la mina. Cuando volví del paseo oí a los aldeanos murmurar
detrás de mí: "Él debe ser un jefe, corre y dale tu currículum". Al
final el chico llegó corriendo y me preguntó si yo era el jefe de la empresa.
Pobre de mí, yo, ¡el último mono!
Estar
en esa región de Brasil parece un país distinto. La gente es muy humilde y
sencilla, muy buenos. No se ve maldad y viven con lo poco que tienen, felices,
sin largas colas, sin tránsito para ir al trabajo. Todos son muy bajitos, con
la piel oscura medio marrón, poco pelo y con ojos algo orientales. Vaya, yo les
sacaba dos cabezas, me sentía un gigante. En cambio en Río, ¡yo soy de los
bajitos!
El oro
es un mineral que se forma en el corazón de la tierra a cientos de kilómetros
bajo la superficie terrestre. Cuando hay una erupción volcánica o un terremoto,
todos esos minerales salen a la superficie. Por ese motivo en el imperio Inca
había tanto oro, porque al estar al lado de los Andes, todo el mineral salió a
la superficie terrestre. Por ese motivo en Brasil no hay tanto oro, porque el
existente es mucho más antiguo, de la época en que África y América se
separaron. En concreto, el oro de esta mina se encuentra en forma de polvo
mezclado con arena y tierra, y por cada tonelada de tierra excavada extraen
sólo algunos gramos de oro. De este modo, me di cuenta de lo nocivo que es eso
para el medio ambiente, de todo el residuo que se origina, ya que para separar
el oro de la tierra hay que añadir sustancias químicas para facilitar la
sedimentación del mineral. Posteriormente, hay que encontrar otro lugar para
colocar esas toneladas de tierra inservible. En este sentido, sin embargo, los
gobiernos obligan a las empresas a dejar beneficios en la región. Por ejemplo,
por cada hectárea deforestada por culpa de la extracción minera, la compañía
tiene que reforestar otras 9 hectáreas, con lo que, cuando la extracción
termine, todos los alrededores quedaran protegidos y reforestados en una
proporción de 1 a 10. Del mismo modo, la empresa está obligada a generar
riqueza para las poblaciones locales y el 80% de los trabajadores de la mina tienen
que ser personas de la región, que son capacitadas por la misma empresa. El
resultado es que todos se morían de ganas de trabajar para la mina, ya que una
vez dentro y gracias a esos procesos de capacitación uno podía pasar de picar
piedra a dirigir un tractor o incluso gestionar procesos de la extracción.
Trabajar
en el mundo de la interpretación tiene su gracia. Siempre hay algo nuevo que
traducir, tienes acceso a información confidencial, te llevan por todas partes
como uno más y siempre se aprenden cosas. En las interpretaciones que ya he
hecho he aprendido sobre la extracción del shale
gas o gas pizarra, los procesos de capacitación de trabajadores de Repsol o lo
difícil que es extraer oro. En este sentido se parece mucho al periodismo (el
de verdad, no el de estar sentado en un ordenador escribiendo sobre el show de
las Spice Girls en las olimpiadas).También es verdad que uno se siente con una
gran responsabilidad, que es la de transmitir un mensaje con las palabras
correctas y exactas de un idioma a otro en cuestión de décimas de segundo. Yo
me sentía súper acomplejado: los jefes americanos y los clientes brasileños. ¡Y
no soy nativo ni en uno ni en otro idioma! Pero lo bueno de Brasil es que tengo la oportunidad de desarrollarme en un campo que me interesa, ganar experiencia y ver si la interpretación me convence. De momento, ¡ha sido todo un éxito!
1 comentario:
El Toni agafant experiència, el Toni viatjant, el Toni coneixent indrets inhòspits, ... Bona crònica.
Publicar un comentario