Finalmente he empezado la vida
de trabajador en Río, lo que me proporciona un punto de vista privilegiado para
conocer de cerca cómo funciona este país desde lo más profundo de sus entrañas.
Después de tres meses buscando incesantemente he conseguido trabajo en una
empresa de traducción que tiene oficinas en todo el país y que emplea alrededor
de 150 trabajadores. Teniendo en cuenta que nunca estudié traducción y que no
tenía experiencia en el puesto, esta parece la mejor oportunidad para conocer
de cerca el mundillo de la interpretación simultánea, que es el campo que más
llama mi interés en esta profesión.
Quien os diga que en Brasil hay
mucho trabajo y que muchas empresas contratan a españoles, creéroslo a medias.
En Brasil sí hay trabajo, pero las barreras legales para que un no brasileño
consiga permiso de trabajo son enormes. Para empezar, los empresarios lo tienen
muy negro a la hora de contratar a un extranjero. La empresa deberá justificar
por qué ningún brasileño puede hacer el trabajo que supuestamente hará el
español. Además, por cada extranjero que la empresa contrate tiene que haber un
mínimo de unos 15 que tienen que ser brasileños. En el caso que una supuesta
empresa estuviera interesada en un español, éste tendría que abandonar el país,
regresar a España, tramitar el visado de trabajo y entrar en Brasil con un
permiso de trabajo, que será vigente exclusivamente para trabajar en la empresa
que tramitó el visado. Eso significa que nada de cambiarse de trabajo en 6
meses o buscar otra cosa. El extranjero no puede trabajar más que en la empresa
que le contrató y si deja el trabajo tiene que abandonar el país. Este visado
tiene una validez de dos años con posibilidad de extensión. Así que eso de “me
voy a buscar la vida a Brasil a ver qué encuentro”, nada. Como mucho, lo que
esta persona va a encontrar es un trabajo irregular, sin los derechos de los
que gozaría una persona en situación legal, expuesto a todo tipo de abusos por parte
del empresario. Aún así hay algunos que lo consiguen y normalmente tramitan un
visado de estudiante apuntándose a algún curso, que a pesar de no permitirte
trabajar, permite permanecer en el país de forma legal.
Los ciudadanos de países como
Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay e incluso Perú y alguno más, pueden
tramitar el visado del Mercosur, que te da los mismos derechos que cualquier
otro ciudadano brasileño. Si no fuera por eso lo hubiera tenido muy pero que
muy negro.
Un poquito sobre derechos
laborales en Brasil…toda empresa brasileña te hace un contrato de 3 meses de
prueba, en el que el trabajador puede dejar el puesto sin previo aviso y el
empresario te puede echar sin tener que despedirte. Después de esos 3 meses hay
que dar un aviso de 30 días y el empresario tiene que indemnizarte al despedirte.
Desde el primer día de trabajo el trabajador recibe asistencia médica,
transporte y una visa para la comida, que se puede usar e muchos restaurantes e
incluso supermercados y tiendas. Los impuestos son altos en Brasil. Si alguien
gana 8000 reales, unos 2000 son de impuestos, para que os hagáis una idea. Pero
el empresario también paga mucho por cada trabajador y al final le suele costar
el doble de lo que el trabajador gana. Así, si un individuo gana 2000 reales,
el empresario acaba pagando 4000 aproximadamente. Los trabajadores gozan
también de un fondo de jubilación y de un dinero que se descuenta de su salario
que sólo se puede utilizar en caso de necesidad extrema (comprar una casa,
enfermedad etc.)
Las jornadas laborales son muy
largas. En el sector de la traducción equivale a 44 horas semanales, 8 de lunes
a viernes y 4 el sábado. Para tener el fin de semana libre trabajo 9 al día,
más una hora de almuerzo, lo que son 10 horas en el lugar de trabajo.
La vida no es fácil en Río. Los
apartamentos son súper caros y en muchos casos el alquiler es superior a la
mitad del sueldo recibido. El transporte equivale a 1,50 euros y no existen
pases semanales o mensuales que alivien un poco el coste: hay que pagar por
cada viaje individual. Salir de fiesta es carísimo y sólo por poner el pie en
una discoteca hay que pagar entrada, que va de los 20 reales en los lugares más
modestos a 150 o 200 reales en las fiestas de clase alta. La comida no es para
nada barata, los restaurantes menos y así suma y sigue. ¿Cómo sobreviven los
brasileños? Pues a crédito. Los bancos brasileños son expertos en eso. Puedes
comprarte un billete de avión, pagar la compra del súper o pagar una multa
dividiendo la factura en hasta 12 meses. Y así uno va gastando más de lo que
tiene…Sin duda una sociedad heredera de los valores americanos del trabajo y el
consumo en pleno trópico. ¿Será por eso que el país fue llamado en su día
Estados Unidos de Brasil?
1 comentario:
Los patrones de consumo que veo en muchos países de sudamérica me recuerda a los de la Europa del recién estrenado euro (antes de la crisis) e incluso a los de que ellos mismos pasaron en los años 70. Espero que no terminen empobrecidos y endeudados hasta los pies como en algunas partes de Europa ahora o súper empobrecidos y con una hiperinflación galopante como ellos vivieron en los años 80. Dedos cruzados.
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