miércoles, 23 de mayo de 2012

Estados Unidos de Brasil

Finalmente he empezado la vida de trabajador en Río, lo que me proporciona un punto de vista privilegiado para conocer de cerca cómo funciona este país desde lo más profundo de sus entrañas. Después de tres meses buscando incesantemente he conseguido trabajo en una empresa de traducción que tiene oficinas en todo el país y que emplea alrededor de 150 trabajadores. Teniendo en cuenta que nunca estudié traducción y que no tenía experiencia en el puesto, esta parece la mejor oportunidad para conocer de cerca el mundillo de la interpretación simultánea, que es el campo que más llama mi interés en esta profesión.

Quien os diga que en Brasil hay mucho trabajo y que muchas empresas contratan a españoles, creéroslo a medias. En Brasil sí hay trabajo, pero las barreras legales para que un no brasileño consiga permiso de trabajo son enormes. Para empezar, los empresarios lo tienen muy negro a la hora de contratar a un extranjero. La empresa deberá justificar por qué ningún brasileño puede hacer el trabajo que supuestamente hará el español. Además, por cada extranjero que la empresa contrate tiene que haber un mínimo de unos 15 que tienen que ser brasileños. En el caso que una supuesta empresa estuviera interesada en un español, éste tendría que abandonar el país, regresar a España, tramitar el visado de trabajo y entrar en Brasil con un permiso de trabajo, que será vigente exclusivamente para trabajar en la empresa que tramitó el visado. Eso significa que nada de cambiarse de trabajo en 6 meses o buscar otra cosa. El extranjero no puede trabajar más que en la empresa que le contrató y si deja el trabajo tiene que abandonar el país. Este visado tiene una validez de dos años con posibilidad de extensión. Así que eso de “me voy a buscar la vida a Brasil a ver qué encuentro”, nada. Como mucho, lo que esta persona va a encontrar es un trabajo irregular, sin los derechos de los que gozaría una persona en situación legal, expuesto a todo tipo de abusos por parte del empresario. Aún así hay algunos que lo consiguen y normalmente tramitan un visado de estudiante apuntándose a algún curso, que a pesar de no permitirte trabajar, permite permanecer en el país de forma legal.

Los ciudadanos de países como Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay e incluso Perú y alguno más, pueden tramitar el visado del Mercosur, que te da los mismos derechos que cualquier otro ciudadano brasileño. Si no fuera por eso lo hubiera tenido muy pero que muy negro.

Un poquito sobre derechos laborales en Brasil…toda empresa brasileña te hace un contrato de 3 meses de prueba, en el que el trabajador puede dejar el puesto sin previo aviso y el empresario te puede echar sin tener que despedirte. Después de esos 3 meses hay que dar un aviso de 30 días y el empresario tiene que indemnizarte al despedirte. Desde el primer día de trabajo el trabajador recibe asistencia médica, transporte y una visa para la comida, que se puede usar e muchos restaurantes e incluso supermercados y tiendas. Los impuestos son altos en Brasil. Si alguien gana 8000 reales, unos 2000 son de impuestos, para que os hagáis una idea. Pero el empresario también paga mucho por cada trabajador y al final le suele costar el doble de lo que el trabajador gana. Así, si un individuo gana 2000 reales, el empresario acaba pagando 4000 aproximadamente. Los trabajadores gozan también de un fondo de jubilación y de un dinero que se descuenta de su salario que sólo se puede utilizar en caso de necesidad extrema (comprar una casa, enfermedad etc.)

Las jornadas laborales son muy largas. En el sector de la traducción equivale a 44 horas semanales, 8 de lunes a viernes y 4 el sábado. Para tener el fin de semana libre trabajo 9 al día, más una hora de almuerzo, lo que son 10 horas en el lugar de trabajo.

La vida no es fácil en Río. Los apartamentos son súper caros y en muchos casos el alquiler es superior a la mitad del sueldo recibido. El transporte equivale a 1,50 euros y no existen pases semanales o mensuales que alivien un poco el coste: hay que pagar por cada viaje individual. Salir de fiesta es carísimo y sólo por poner el pie en una discoteca hay que pagar entrada, que va de los 20 reales en los lugares más modestos a 150 o 200 reales en las fiestas de clase alta. La comida no es para nada barata, los restaurantes menos y así suma y sigue. ¿Cómo sobreviven los brasileños? Pues a crédito. Los bancos brasileños son expertos en eso. Puedes comprarte un billete de avión, pagar la compra del súper o pagar una multa dividiendo la factura en hasta 12 meses. Y así uno va gastando más de lo que tiene…Sin duda una sociedad heredera de los valores americanos del trabajo y el consumo en pleno trópico. ¿Será por eso que el país fue llamado en su día Estados Unidos de Brasil?

1 comentario:

niateniensenigriego dijo...

Los patrones de consumo que veo en muchos países de sudamérica me recuerda a los de la Europa del recién estrenado euro (antes de la crisis) e incluso a los de que ellos mismos pasaron en los años 70. Espero que no terminen empobrecidos y endeudados hasta los pies como en algunas partes de Europa ahora o súper empobrecidos y con una hiperinflación galopante como ellos vivieron en los años 80. Dedos cruzados.